viernes, 21 de agosto de 2009

Uno se levanta a cargar con el karma de todos los dias. Los mismos rostros de siempre, las mismas clases de los viernes por la mañana, el mismo camino hacia la escuela, el mismo automóvil ligero. Incluso, los mismos zapatos mojados. La misma discusión sobre películas con el chico de siempre, la misma letra ausente. Levantarte a las seis de la mañana, dormirte a la una de la mañana haciendo tareas que dejas inconclusas. Por que te vence el cansancio. Por que siempre es lo mismo. Por que nunca te quejas, por que dormir poco no te impide soñar mucho. Sueñas como boba. Sueñas demasiado y te levantas a mitad del mejor sueño: siempre pasa, pero te acostumbras. Nunca te quejas por que tu vida es poco menos que patética, por que ya no tienes vida para tí y así lo querías, para olvidar, para no engañarte. Y no puedes con tu cuerpo, ni con tu alma, y te vence el sueño en las películas, y tu maldito ídolo pasa enfrente de tu maldita cara, y tú estás vencida en el cansancio. Y no te importa eso, te importa que se te doblan las piernas, se te cierran los ojos. Eres la patética de siempre, y así te vas a quedar, y los demás van a arrancarte las oportunidades de la mano, y en vez de ganar vas a perderlo todo en una apuesta estúpida por unas cuantas horas de sueño.
Ya ves, los patéticos tienden a juntarse de vez en cuando. Y ojalá que para siempre.

1 comentarios:

Alicia en el pais dijo...

Me encantan tus relatos , me encanta tu blog. Y patética se siente mi vida los últimos 17 años jaja.

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